viernes, 8 de octubre de 2010

Libres para decidir

El libre Albedrío es ser libres para decidir. La persona libre es la que conoce los parámetros de lo que está eligiendo. Alguien sabe exactamente todo lo necesario acerca del objeto en cuestion para decir que está eligiendo libremente y no llevado por sus prejuicios, sus instintos, sus presunciones o sus deseos. 

Como seres humanos tenemos limitaciones y tendencias que nos restan libertad de elección. Por eso los judíos nos guiamos por nuestros sabios, que se basan nada más y nada menos que en la Sabiduría que obtuvieron de nuestro Creador. Que por ser el creador de todo sabe exactamente todo.


Tenemos libre albedrío para elegir confiar en el Todopoderoso que sabe todo, o en nuestro criterio personal.


Jaim M Frim
Director del Instituto Gal Einai de Israel,
Departamento de Habla Hispana.

Si quieres profundizar accede a esta meditación del Rav Ginsburgh: http://www.dimensiones.org/canales/vidmodrn/filosofia/filosofia3.htm

Primer Principio: No idolatría.

¿Qué nos viene a la mente cuando escuchamos esta palabra? Acaso el panteón de dioses greco-romanos, tal vez  los misteriosos egipcios y sus dioses y ritos, en pocas palabras, la adoración a dioses, imágenes, objetos. Si, efectivamente, eso es idolatría, pero la idolatría en sí va mucho más allá que esto.

  Todo lo que sucede en el universo es por que el Creador así lo ha permitido. No hay cosa alguna que sea, o deje de ser, sin que Dios haya dado Su licencia para ello, debemos tener presente en todo momento que el Creador es omnisapiente, todopoderoso, omnipresente.

 He aquí solo algunas instancias cotidianas de situaciones en que cometemos idolatría sin darnos cuenta:

 La ira, el enojo, el odio
Cuando nos enojamos con alguna persona, la vemos como la fuente de nuestra molestia o daño, en realidad estamos confesando que no es Dios quien nos manda lo que estamos experimentando, sino que vemos a aquella persona como la fuente de la experiencia y a nadie más. Dios nos envía mensajes constantemente por cualquier medio, incluyendo a las demás personas, ya sea para bien o “para mal”.

Pequeños rituales supersticiosos, por ejemplo:
·         Arrojar una moneda a alguna fuente pensando que al haber realizado este acto, la moneda, o la fuente o el agua, harán que tengamos más dinero.
·         Rezarle a cualquier persona u objeto con la finalidad de recibir favores divinos o cambiar nuestra suerte.



El Creador es la única fuente de todo lo que existe, existió y existirá. Todos nuestros  logros y fracasos, todo lo que escucho y experimento, han sido exclusivamente por que Él así lo ha decidido para nuestro bien en su infinito amor y misericordia hacia nosotros.
                                                                                                                                                                          


Es Él quien firma nuestro cheque por nuestro arduo trabajo, no es el jefe, ni la empresa; tampoco soy yo quien ha cerrado exitosamente esa importante negociación con la empresa extranjera, no es el coach de fútbol quien ha formado al club deportivo en que mi hijo entrena, todo eso es Él, todo eso y todos los detalles de acontecen nuestras vidas y mucho más.

Con nuestro trabajo y Su ayuda podemos lograr cumplir con nuestra misión en la vida, pero no podemos cruzarnos de brazos y esperar a que las cosas nos ocurran, dice el refrán: “ayúdate que Yo te ayudaré.” Teniendo esto presente, liberamos mucha tensión en nuestras vidas.

Libre albedrío... ¿En qué?

Por Kenya Y Olivera
 Dicen los sabios que el Creador coloca tu mano sobre la fortuna y te dice "Aquí está". Y tu elección es si la tomas o no la tomas. Pero nada más. Porque nuestros sabios dicen que todo lo demás está predestino. Pero ¿A qué fortuna se referían los sabios? A la fortuna de poder tener el conocimiento del Padre Eterno. Y una vez que entras en ese conocimiento... te das cuenta que eres una de Sus criaturas que hace Su voluntad y no la tuya. Y mientras no aceptes eso, la vida te parecerá sin sentido, cruel y malvada.

¡Soy Libre!

¿En qué pensamos cuando decimos que tenemos libre albedrío?

 Nuestro libre albedrío reside en nuestra elección entre si queremos entregar nuestro corazón a las sendas del bien y el amor, que es la senda Divina, o no. Para poder entregar nuestro corazón, primero necesitamos saber que es lo éste contiene: necesitamos conocernos a nosotros mismos, nuestras virtudes y defectos, lo que nos hacer ser quienes somos.

Pero “conocernos a nosotros mismos” es una frase muy trillada, que ha perdido su profundo significado, que significa conocernos realmente, una de las respuestas a esta podría ser la meditación, pero una meditación activa, contemplativa, donde el objeto de nuestra meditación es sometido a un análisis  profundo utilizando nuestras cualidades intelectuales que son la sabiduría, el conocimiento y la comprensión, en lugar de los tipos de meditación de las que estamos más familiarizados como lograr poner la mente en blanco o utilizar la imaginación para lograr nuestros objetivos.


Nos dice el afamado erudito contemporáneo el Rabí Itzjak Ginsburgh: “La esencia de la meditación judía (activa) es el esfuerzo concentrado del alma para buscar y encontrar a Dios en cada experiencia de nuestras vidas.”

Utilizando este tipo de meditación, podemos llegar a lo más profundo de nuestro ser, a conocernos intelectualmente y ser consientes del motivo de nuestra manera de pensar, de reaccionar, etc. al lograr esto, podemos entonces modificar nuestros sentimientos y por consiguiente, nuestro comportamiento. Más no se trata de tirar a la basura al viejo yo que no me gusta, sino refinar nuestros atributos, tanto los que nos gustan como los que no nos gustan.

 Y al aunar a este esfuerzo con los siente principios universales, podemos llegar a vivir en paz y armonía con nuestros semejantes y la naturaleza que nos rodea y preparar al universo para este cambio tan esperado de la nueva era, la era de la nueva consciencia humana.

¿Y cuáles son estos principios*?

1. No idolatrarás.
2. No blasfemarás.
3. No asesinarás.
4. No cometerás adulterio.
5. No robarás.
6. No comerás un miembro extraído de un animal vivo.
7. Establecerás tribunales de justicia y enjuiciarás a los infractores.

Seguro ahora estarás pensando: “¿Así de fácil?, pues yo ya cumplo y he cumplido con todo, no necesito saber más” Saber que se dice fácil, pero en realidad es un arduo camino que solo valientes se atreven a seguir, pues es más fácil seguir cómodamente como hemos sido y que los demás se ocupen de cambiar.

Muchas personas piensan “yo solo no voy a cambiar al mundo, las cosas son como son y yo no puedo hacer nada al respecto, lo único que lograría es meterme en problemas y yo no tengo tiempo para eso.”

Más aquí hay una reflexión para aquellas personas: ¿Qué pasaría si yo me analizo, me refino y sigo estos principios?¿Qué pasaría si mi nuevo y refinado yo influencia a mi vecino…  a su familia… su comunidad… su ciudad... país.. etc.?

* A estos principios se les conoce como El Pacto de Noé, las Siete Leyes de los Hijos de Noé (Noaj, transliterado del hebreo) o Los Siete Principios Noájidas.